En los últimos años, los aceites esenciales han ganado popularidad como remedios naturales para mejorar el bienestar y la salud. Sin embargo, detrás de sus beneficios hay que valorar aspectos fundamentales, como: la toxicidad (seguridad) y la calidad.
Hoy en día podemos encontrar multitud de proveedores de aceites esenciales, grandes y pequeños ¿Cómo saber cuál elegir? ¿Es de más calidad el artesano? ¿Cómo saber si es seguro?
Para responder a estas preguntas hay que conocer las normativas vigentes, seguirlas y mantenerse actualizado; ¿Quién está preparado para esto? Cualquier empresa, grande o pequeña debe estarlo.
Cuando se habla de la toxicidad de los aceites esenciales, frecuentemente se habla de su posible efecto fototóxico, dermocáustico, neurotóxico… las moléculas que causan estos efectos pueden a su vez ser terapéuticas, pero estar limitadas en su uso, y además estas limitaciones son diferentes en función del tipo de cosmético que lo contiene.
Pocas veces se reflexiona acerca del análisis de seguridad de las moléculas que lo componen, algo que marca IFRA en cada enmienda y que no todas las empresas conocen o leen en su totalidad y esto aplica a grandes y pequeñas empresas.
Las directrices del Comité científico del IFRA (Asociación Internacional de Fragancias) garantizan el uso seguro de fragancias y aceites esenciales.
Para saber si un aceite esencial es de calidad y es seguro, el proveedor debe entregar una cromatografía del lote; en la cromatografía encontraremos la composición del aceite esencial en porcentaje y nos permite saber si contiene alguna molécula regulada, prohibida o restringida; y junto a la cromatografía debemos encontrar las especificaciones de IFRA acerca de esa molécula, esto nos asegura que el proveedor también es conocedor de esta regulación.
Un aceite esencial sin cromatografía no es seguro, no podemos saber si es de calidad, ni si la empresa sigue toda la reglamentación exigida; sin cromatografía no podemos saber si su uso es seguro.
Por ejemplo, una molécula muy común que está regulada es el “geraniol”, para productos cosméticos como cremas, tiene un límite de 0,78%.
Para hacer un uso seguro de los aceites esenciales y evitar sus posibles toxicidades es fundamental seguir toda la regulación vigente.